¡Proletarios de todos los países, uníos!

¡NO VOTAR!

¡ELECCIONES, NO! ¡GUERRA POPULAR, SÍ!

El Movimiento Popular Perú (MPP) se dirige nuevamente a los peruanos que residen en el extranjero, les expresamos nuestros calurosos saludos revolucionarios y les llamamos a llevar adelante el boicot a las elecciones y a no participar en los eventos organizados por los representantes del viejo Estado peruano en el extranjero.

Son casi 21 años desde que el 17 de mayo de 1980 se dio inicio a la guerra popular, para acabar con el viejo orden de explotación y crear un mundo nuevo que sea realmente para el pueblo, pues el que existe sólo es de miseria y opresión crecientes.

Son años de victorioso desarrollo de la guerra popular, en la situación compleja y difícil del recodo con más guerra popular se lleva adelante la construcción de la conquista del Poder en todo el país. Se han llevado a cabo millares de acciones armadas, desde las más simples hasta las más altas y complejas de hoy, donde el Ejército Popular de Liberación domina la lucha contra helicópteros de guerra del enemigo, desarrollando así la acción antiaérea. Así nuestra guerra popular arde pujante y victoriosa contra todo lo que dicen los traidores, contra el silencio y la proterva y cínica campaña de la reacción y el imperialismo, pues como Marx enseñó: “la bandera de la revolución armada no será arriada jamás hasta el comunismo.” Es promesa solemne de nuestro Jefe, el Presidente Gonzalo, y del Partido Comunista del Perú (PCP).

El PCP con guerra popular defiende la vida de nuestro Jefe y, ligado a ello, la vida del camarada Feliciano; lo que nos corresponde es elevar más la campaña internacional para ello, aplastando cada una de las patrañas que monta el enemigo.

El PCP, mediante la guerra popular, enfrenta y aplasta las campañas contrarrevolucionarias del imperialismo yanqui, quien usa a las fuerzas armadas reaccionarias, a través de la CIA, y se sirve del nacotráfico, como lo hace en todo el mundo, con el apoyo del revisionismo de todo pelaje.

Con estas campañas, el imperialismo yanqui busca llevar adelante su plan contrarrevolucionario de 20 años, cuya tarea central es aniquilar la guerra popular, así como sostener cualquier gobierno que le sirva a sus planes de gendarme único.

El gobierno fascista, genocida y vendepatria del títere Fujimori sirvió a este plan yanqui; dio leyes para garantizar, en lo económico, los planes del imperialismo yanqui en cuanto a privatizaciones, a deuda externa y apertura del mercado para sus productos, etc.; con ello hundió al país en la más dura y larga recesión, con quiebra de bancos y un gran desempleo. La deuda externa, el déficit de la balanza de pagos y fiscal se dispararon.

De 12 millones 500 mil peruanos en edad de trabajar, sólo 1 millón 500 mil tienen empleo “adecuado”. En Lima, en los 10 años pasados, se redujo el número de obreros industriales de 900 mil a 600 mil, esto es, el empleo industrial cayó drásticamente en un tercio. Desde 1970, los niveles de empleo en el Perú están en picada. Parádojicamente, el país tiene alto índice de trabajo infantil.

Ese gobierno no pudo reimpulsar el capitalismo burocrático, más bien, se hundió más. Su pretendido éxito económico fue flor de un día y beneficio para un puñado de chupasangres.

¿Cómo está la reestructuración del viejo Estado? Lo dicen ellos mismos: “Como un barco con un gran agujero en su línea de flotación”. El viejo Estado está podrido hasta el tuétano, nadie puede salvarlo. El viejo Estado y la caduca sociedad peruana que representa y defiende sólo se sostiene por la inercia y la fuerza de las armas, y está siendo demolido parte por parte por la guerra popular.

Ese gobierno se propuso aniquilar la guerra popular, dio leyes “antiterroristas” y desató la más proterva represión y genocidio contra nuestro pueblo. El Partido con las masas de nuestro pueblo derrotó todos sus planes y campañas. Ese régimen, junto con el imperialismo y las miserables ratas de la línea oportunista de derecha (lod), revisionista y capitulacionista, fabricaron su patraña contrarrevolucionaria del “acuerdo de paz”; el Partido, con guerra popular, la hizo volar en mil pedazos.

No pudieron, y nadie podrá, derrotar la guerra popular dirigida por el PCP; ésta ha salido más brillante, más acerada; tenemos Jefatura, ideología superior, el marxismo-leninismo-maoísmo, pensamiento gonzalo, Partido Comunista, Ejército Popular de Liberación, nuevo Poder y las masas de nuestro pueblo.

Este caduco sistema de la sociedad peruana, semifeudal y semicolonial, en la que se desenvuelve un capitalismo burocrático sometido principalmente al imperialismo yanqui, descarga así la más brutal opresión y explotación contra nuestro pueblo; cada nuevo gobierno ha incrementado el hambre y la miseria de las mayorías; por ello, como producto de la crisis general de la vieja sociedad, miles de peruanos se ven obligados a abandonar el país y emigrar al extranjero.

Hoy el imperialismo yanqui y la reacción peruana con su llamado “gobierno de transición”, pretenden usar un nuevo rostro pero terminarán, lo mismo, hundiéndose cada vez más con su podrido viejo Estado reaccionario.

El “gobierno de transición” ha sido impuesto por el imperialismo yanqui a través de la OEA, dirigida por la CIA, para que sirva a sus planes hegemonistas y contrarrevolucionarios, para usar al pueblo y presentar este gobierno de “transición” como uno surgido de la lucha contra la “dictadura y el autoritarismo” que lleva a cabo elecciones “limpias” para un gobierno “legítimo”. Las elecciones del 8 de abril de 2001 sirven a estos planes, son parte del mismo engendro del imperialismo.

Valentín Paniagua, cabeza de este gobierno, debe su elección como parlamentario al mismo Montesinos; no es presidente constitucional del Estado peruano, por cuanto el parlamento que lo eligió no es válido por haber sido producto del más grande fraude electoral de toda la historia del Perú, con violación de su propia Constitución y leyes electorales; y, de acuerdo a su propia Constitución, “nadie le debe obediencia…”. Por lo tanto, su nuevo proceso electoral, desde su convocatoria, nace viciado. Y sus instituciones, leyes y demás normas electorales, salvo el cambio de algunos personajes, son las mismas del proceso anterior. El titiritero mayor, el imperialismo yanqui, mediante la OEA, contando con el aval de la gran burguesía, dirige todo el proceso, utilizando a las fuerzas armadas reaccionarias. Ellos son los grandes electores.

Ese proceso electoral tiene como protagonistas a Toledo (el “yanqui con chullo” de “Perú Posible”), Lourdes Flores (“Unidad Nacional”) Olivera (FIM), Alan García (“Apra”), etc.; ofrecen el oro y el moro, pura demagogia, palabras vacías, para tratar de engañar una vez más al pueblo; no pueden ni tienen la menor intención de cumplir. Son representantes de la gran burguesía, los terratenientes y el imperialismo; ellos, pese a sus diferencias de forma y medios y cómo utilizarlos, sostienen y defienden objetivos y metas fundamentalmente similares. Todos ellos encabezan sus partidos muy personal y caudillescamente, lo cual expresa la crisis de los partidos que sustentan el viejo orden. De ellos no puede esperar nada el pueblo, más por el contrario, cualquiera que salga elegido será un gobierno más hambreador, más genocida y más vendepatria que el anterior.

¿Qué va a ganar el pueblo con las elecciones? Nada va a ganar con la renovación electoral. ¿Qué ganó el pueblo con los gobiernos de Belaúnde, García y Fujimori? Nada, nada que no sea más miseria, más sangre y más venta del país.

La dictadura terrateniente-burocrática del viejo Estado peruano necesita de las elecciones para la renovación de autoridades, para escoger a los que deben seguir oprimiendo al pueblo. Las elecciones de 2001, como las anteriores, se presentan y desenvuelven como defensa del caduco orden existente y evolución de la sociedad peruana. Estas elecciones sirven a los planes hegemonistas y contrarrevolucionarios del gendarme único, el imperialismo yanqui, que necesita de un gobierno con “nueva” imagen, que garantice mejor la aplicación de sus planes; ése es el objetivo político del imperialismo en su guerra contra la guerra popular.

Entonces, ¿para qué votar? No, no podemos votar porque votar es avalar un gobierno más hambreador, más genocida y más vendepatria; esto será así hasta que acabemos de una vez por todas con esta vieja historia mediante la guerra popular y conquistemos el Poder en todo el país, estableciendo la República Popular del Perú. Más aún, votar es servir a los planes del imperialismo yanqui y avalar su engendro de “nuevo gobierno”.

Lo que tenemos que impulsar todos los que queremos que nuestro país se transforme es que el pueblo rechace el proceso electoral, porque sólo con la guerra popular el pueblo puede resolver sus problemas y necesidades, bajo la dirección del proletariado, a través de su Partido; sólo así puede barrer este vil sistema que vive del hambre y la sangre de las masas; no hay ninguna otra forma. Es con el Programa Concreto del PCP con que realmente podemos unir al pueblo:

-contra el hambre, la desocupación y la crisis;
-contra la represión y el genocidio;
-contra el viejo Estado y el imperialismo;
-por tierra, salario y producción nacional;
-por los derechos del pueblo y la guerra popular;
-por la República Popular del Perú.

Apliquemos el boicot como la política de entorpecer las elecciones, socavarlas e impedirlas donde sea posible, como la táctica de utilizar las elecciones en función de desarrollar la guerra popular para conquistar el Poder en todo el país. Como nos dice el Presidente Gonzalo, la voz de orden es simple y concreta: ¡No votar! Y la consigna clara y resuelta: ¡ Elecciones no! ¡Guerra popular, sí!

¡Viva el Presidente Gonzalo!

¡Viva el Partido Comunista del Perú!

¡Viva el marxismo-leninismo-maoísmo, pensamiento gonzalo!

¡La guerra popular vencerá inevitablemente!


Marzo 2001

MOVIMIENTO POPULAR PERU