¡Proletarios de todos los países, uníos!

POR LA NUEVA BANDERA

Comité Central
Partido Comunista del Perú
1980

POR LA NUEVA BANDERA

LA BANDERA

Muchos los llamados y pocos los escogidos. No somos los únicos. Todos estamos sujetos a la tempestad; el viento se lleva las hojas, pero va quedando el grano. En 1927 una gran tormenta y se cribó el PCCH. El Partido ha entrado a una gran tormenta, todo se va a incendiar; hace tiempo estamos por convertirnos en centro polar, ya comenzó la convergencia. Nuestro camino está bien; todos los problemas serán resueltos.

Hoy es el día de la jura de la bandera; pero, la nuestra es Bandera Roja, tiene un distintivo: la hoz y el martillo. Nuestra Bandera es absolutamente roja; siempre los que se levantan tienen banderas rojas.

La IX Sinfonía es expresión de triunfo de la burguesía, es larga y hermosa, es el canto de triunfo de la burguesía. Su autor amaba la libertad, pugnaba por ella; hizo la III Sinfonía para Napoleón, pero cuando su ídolo holló la libertad dijo ya no es más para él sino para la libertad.

La IX Sinfonía tiene una característica: un leve rumor creciente y se va forjando una luz hasta estallar en explosión musical. Entra la voz humana, la voz de la masa coral, es la tierra que se convierte en voz; sobre fondo de masa coral cantan cuatro individuos, la masa genera esas voces que cantan más alto, pero hay una voz que llega más alto aún, nunca antes nadie la pudo cantar, pero en este siglo se logró luego de muchos intentos y lo que era imposible se consiguió. ¡Qué no haremos los hombres!.

Fueron banderas de la burguesía. Y en su época altas, pasadas están; hoy viene la nueva humanidad, la humanidad de la alegría. Hoy viene el proletariado, la única hoguera que jamás se agotará, un pedazo de su chispa somos nosotros. Somos parte de esa inmensa hoguera; somos humildes chispas pero no nos corresponde sino encenderlas, con tormentas las chispas se concentran. Que cada uno cumpla su jornada, dejen al proletariado lo que la historia le mandó hacer, la clase obrera definirá; nada podrá prevalecer contra la clase obrera, todo lo derrumbará y un mundo de luz aparecerá necesariamente. ¿Quién nos podrá contener? ¿qué somos?: chispas, ¿qué podemos temer? ¿puede el silencio apagar la tormenta de los cañones, puede una chispa levantarse contra la hoguera, pueden las espumas envejecidas querer permanecer en la tormenta? Muchas espumas se pudren en mares fenecidos. Nada podrán las burbujas que quieren detener el mar. ¿Cómo el silencio va acallar al estruendo? Las chispas no pueden detener las llamas; las tormentas se gestan en vórtice de fuego; nada las puede detener. El martillo lo enarbola la clase obrera, el yunque es la lucha; cada uno cumple su tarea. Necio es querer destruir la materia.

El silencio puede venir para las personas pero no para la clase. La clase engendra el Partido; el Partido se levantó y comenzó a andar, es hijo de la tormenta; el Partido nunca podrá ser aplastado ni destruido, el Partido triunfará necesariamente. Este Partido se forjó, Mariátegui lo puso a andar, hecho está; ¿cómo rehacer la historia?. Vino la Reconstitución; lo hecho, hecho está, no hay que volver atrás; nuestros ojos tienden a otras albas, otras cosas se levantan, ¿para qué mirar atrás?; hecho es hecho, no puede ser replanteado. ¿Vamos a revocar el tiempo escrito, el hecho estampado en materia?. Hacia otros rumbos debemos levantar el vuelo, pues, ya estamos en una cumbre, rematándola, culminándola.

Hay un viejo canto:

“¿Quién es aquélla que tiende sus miradas como el alba, bella como la luna, esclarecida como el Sol, imponente como ejércitos de banderas tremolantes?”.

Para qué mirar atrás si ya está hecho el balance, hay que mirar adelante, ver el alba que amanece es el fuego de la revolución. La revolución. Haremos la lucha armada, eso es lo que hemos de hacer, repitámoslo: ¡eso haremos nosotros, eso haremos nosotros! ¡nosotros! y será hecho porque es necesario y nada nos puede detener, absolutamente nada puede detenernos. ¿Cómo los granos podrían detener a las ruedas del molino? serían hechos polvo.

Otro capítulo debe iniciarse; hay que tender la mirada hacia allá. Hemos de recomenzar de las faldas de otra montaña para escalar cumbres más brillantes, así será. Lejos de mí, lejos de todos el pesimismo y desarrollar el optimismo, si algún pesimismo tenemos es de la iniquidad de ese mundo.

Nuestra bandera nido de esperanza, bandera roja desplegada al viento; qué hay tras todo lo que digo.

Hace tiempo a nuestra línea la querían golpear en dos flancos y dijimos pasaremos por en medio y pasaremos con la frente alta, batiendo tambores y la vista soñando con el lejano porvenir. Los hechos te van martillando y tu mente se abre, van generando la idea. No estamos abandonando banderas como algún necio puede pensar; nuestras manos no se han hecho para arriar sino para enarbolar.

Nuestra bandera tuvo largo tiempo de flamear sobre una cumbre. Hay que dar un salto en el vacío pero no para destruirse; ya comenzamos a saltar, la bandera ya está plantada en una cumbre más alta, una neblina se interpone pero nuestras manos armadas se levantarán con las masas.

La Bandera ya está puesta en otra cumbre más alta, otra vez ha sido enarbolada, los tambores comienzan a sonar, el viento se agita. La Bandera es un grito hermoso, en rojo, a todos nos llama, ascenderemos. Roja Bandera flamea más alto aún, hacia esa bandera tenemos que ir; así será, nada más podemos hacer, llegar a la nueva cumbre y cuando lleguemos otra cumbre habrá que ascender. A la revolución nada la puede detener, ésa es la ley, el destino. ¿Por qué nuestro silencio?; son nuestras briznas, las quebradizas gotas, apagadas voces que se oponen; vemos sombrías chispas que quieren negar la hoguera, ¿por qué las chispas se van a revelar contra la hoguera?. Algunos qué poca fe tienen, qué poca caridad, qué poca esperanza, nuestras almas deben ser grandes. Hemos tomado las tres virtudes teologales para interpretarlas. Pablo dijo hombre de fe, esperanza y caridad. Uno no vale nada, la masa es todo, si algo hemos de ser será como parte de la masa; ¿a qué tanto hablar de nuestras glorias individuales? Nuestro amor, nuestra fe, nuestra esperanza es colectiva, son realizables, son tres en una sola bandera.

Hemos tenido un pequeño nubarrón y con el marxismo se lo barre; hay ojos que no ven, oídos sordos, corazones cerrados, que Uds. mismos lo cierran. ¿Qué quieren preservar, el silencio, la espuma envejecida?; aquí sólo hay algo que enarbolar, la bandera del Partido que está puesta en otra cumbre. Si hemos de ser izquierda tenemos que arder con pasión, porque de ese ardimiento vendrá la destrucción de esos saldos de los que se habla; la hoguera está incendiando; debemos quemar nuestros viejos ídolos, quemar todo lo que hemos adorado y enaltecer lo que hemos envilecido, ¿qué otra cosa podemos hacer, o queremos ser burbujas ensoberbecidas, diciéndole al cosmos detente que yo me desarrollaré? ¡imagínense que carcajada lanzaría!

Dicen que esta parte del cosmos se estructuró como Tierra quince mil millones de años lleva la Tierra para generar el comunismo, ¿cuánto dura un hombre?, mucho menos que el simple parpadeo de un sueño; no somos sino una pálida sombra y pretendemos levantarnos contra todo ese proceso de la materia; seremos un sueño a fenecer. Burbujas ensoberbecidas ¿eso queremos ser? ¿una parte infinitesimal que quiere levantarse contra quince mil millones de años?, ¡qué soberbia, qué putricción!, viejo mar envejecido, podrido por el tiempo, feudal, burgués, imperialista, aguas negras en descomposición. ¿Qué más es?: fetidez, ridículo. ¡Seamos pues materialistas! ¡Comunistas! demostrémoslo, eso es necesario y nadie puede enfrentarse a la necesidad.

Marx comprendió el nuevo camino a abrir; Lenin asumió encender la hoguera. Mao es Mao porque remontó como ninguno, ha tenido visión histórica, ha visto los siglos como nadie, en breves páginas nos muestra miles de años; tenía que cumplir su misión y cumplió su papel, dijo: he hecho la revolución, derrumbé a Chiang Kai-shek, hice la gran Revolución Cultural Proletaria, a nada más he servido; hemos avanzado menos de lo que pudimos hacer, quise alcanzar la cumbre definitiva y he fracasado; y dice a Chiang Ching: tú puedes hacerlo, si fracasas te despeñarás y si te despeñas habrá que hacer la guerra de guerrillas.

Y nosotros comunistas en formación, ¿queremos seguir otro rumbo, qué somos nosotros?, no somos nada salvo ser comunistas.

Es necesario que hoy mismo definamos el problema, a nosotros se nos presenta el problema que también se le presentó a la l.o.d. pero somos de izquierda. Aquí la derecha es subsidiaria, nuestro problema no es con ellos, si ellos quieren cumplir su papel que asuman su autocrítica. El problema es la izquierda porque ésta es el Partido, la sal de la tierra, el árbol vivo, los otros son parásitos. La izquierda debe quemar lo inútil, debe bañarse, lavarse, quedar limpia, limpiar el establo que tenemos, sacar las costras en forma franca, veraz, limpia honradamente; ése es nuestro problema y en cada uno es así. Uno responde por lo que al otro le pase, somos hijos de una misma causa; fácil es porque somos izquierda; que cada uno demuestre su condición de comunista, la revolución nos engendró como comunistas; lo que hemos hecho y somos es el Partido. Somos los incendiarios; la masa está lista, la masa nos espera, quieren luz no sombras, quieren espadas no mantequillas, fuego no hielo. La izquierda debe cumplir su papel; el problema es simple, incluso para los que tienen alma dura; el problema es abrir el corazón con resolución, es fácil hacerlo, lo demanda la revolución. Basta de podridas aguas individuales, estiércol abandonado. Nueva etapa: lavarnos el alma, lavarnos bien. Pensar en la revolución y en el Partido que implica el pueblo y la clase; la necesidad lo exige, vayamos al fondo de nuestros problemas pero sin envolver nuestros yoes, vayamos al fondo de nuestras posiciones para clavar en nuestras almas definitivamente la bandera del Partido.

Algunos sólo ven su persona, viven en casa de espejos; son comunistas, enarbolen el puño, estréllenlo y la sangre volverá a hervir, rompan el muro. Eso hay que hacer.

Problema es dos banderas en el alma, una negra y otra roja. Somos izquierda, hagamos holocausto con la bandera negra, fácil es que cada uno lo haga, de lo contrario los demás pasaremos a hacerlo.

La Bandera Roja prevalecerá, arranquemos la bandera negra, que cada uno demuestre su condición de comunista. La bandera flamea en otra cumbre más alta, muchos ya empiezan a reconocerla; otros vientos se gestan en nuestra patria; cada uno analice sus problemas dentro de la línea y enlode sus banderas raídas. Algo nos ayuda: la Bandera está más alta; ¡cómo no vamos a cumplir nuestro papel! Espero que lo cumplamos, espero.

(Del IX PLENO AMPLIADO DEL COMITE CENTRAL,

7 de junio de 1979).

SOBRE TRES CAPITULOS DE NUESTRA HISTORIA

Dijimos algunos días que queríamos hablar de algunas cosas, hay momentos en que los hombres recurrimos hablar en símbolos, en metáforas, o en forma no tan directamente intelectuales, sino que, preferimos que nuestro conjunto de seres comunistas hablen por nosotros directa y ampliamente.

Quisiera ser breve, quisiéramos hablar de cómo será vista la historia de aquí a décadas. Pongámonos en plan de imaginación revolucionaria y miremos desde el futuro; eso es bueno, es útil y también sirve para fortalecer el alma. Tenemos mentes claras, voluntad resuelta y pasión inextinguible y la imaginación revolucionaria coadyuva a fortalecer el alma, a darle más pasión inextinguible y más mente clara. Bueno es que pensemos un poco y dejemos que la imaginación hable desde el futuro. Ubiquémonos décadas más adelante. En la segunda parte del siglo que viene.

Estamos en la parte final del siglo XX, bien pronto veremos correr los años, y bien pronto se irán a medida que hayamos avanzado en transformar nuestra sociedad, y vendrá el tercer milenio de la humanidad. El fenecer de los años noventa significan el término de un milenio y el inicio de otro en el que el comunismo será definitivamente estampado en la historia y la humanidad habrá dado un salto maravilloso del reino de la necesidad al reino de la libertad.

Pensemos en la segunda parte del siguiente siglo, la historia estará escrita por nosotros y los que sigan son nosotros, los futuros comunistas, porque somos inagotables; y vendrán otros y otros, y los que vienen son nosotros. Los niños cuando empiecen a leer, los hombres cuando empiecen a recordar tendrán una historia que leer y dirán.

I. DE COMO PREVALECIERON LAS SOMBRAS

Hubo una época en que prevalecieron las sombras en esta sociedad. No quiere decir que todo fuera negrura, sino que prevalecieron las sombras. En nuestra patria, en nuestra América, hay una vieja y larga tradición y lenta historia que hay que conocer. Buscar las profundas raíces de lo que somos, no porque seamos nacionalistas; tenemos especificidades históricas y nadie puede hacer la revolución si no tiene raíces históricas. Tenemos vieja antigüedad.

Tiempos atrás hace veinte mil años, los hombres llegaron acá en forma muy primitiva; pasaron diez mil años y hace unos seis mil o cuatro mil empezó a desenvolverse la agricultura; levantaron elementales construcciones para guarecerse del frío y también comenzaron a tejer para cubrir sus cuerpos. Hace dos mil años ya teníamos una agricultura muy desarrollada y comenzamos a ser un gran sistema agrario, se desarrolla la comunidad y comienza a forjarse el ayllu, concreción de la expresión comunitaria agraria de este pueblo; y con el correr del tiempo, vinieron los sobrantes, los excedentes y surgió la diferenciación y se generaron clases, propiedad y Estado.

Hace setecientos años más o menos y seiscientos de nuestra era comenzó a desenvolverse el Estado y ese Estado comenzó a crecer y conforme creció hubo explotación y comenzó a generarse la opresión y la explotación y los pueblos se dividieron en opresores y oprimidos. También estas tierras se dividieron en pequeñas comarcas, grandes confederaciones, reinos: Huari es un ejemplo. Corre el tiempo y viene a formarse el imperio incaico. Vino Pachacútec, trajo mayor orden imperial y reordenó el Estado haciéndolo más fuerte. Hay naciones que explotan a los demás. Las clases son evidentemente claras y concretas, hay explotados y oprimidos. Pero bien poco duró ese pétreo reino. Vinieron hombres extraños y descompaginaron el orden agrario, no es cierto que doblaron la rodilla, hombres resistieron y defendieron el orden de explotación que habían hecho, pero como era sistema carcomido basado en explotación se hundieron al choque con un orden superior.

En nuestra patria se derrumbó el sistema y comenzó un largo proceso de oprobio y explotación feudal. Los campesinos resistieron y se defendieron. A las gentes las llevaron a las minas y su sangre la convirtieron en oro y plata, que llevaron a Europa. Tenemos que ver con el desarrollo del capitalismo en Europa, producto de la sangre y de la carne de nuestros antecedentes.

Pasaron siglos y fueron amasando un sistema de mestizaje. Vinieron rebeliones, en el siglo XVIII los campesinos se movilizaron gigantescamente y el sistema se estremeció. Las acciones mundiales del capitalismo repercuten otra vez aquí y se estremece el espíritu emancipatorio, pero como no se eliminan clases, ni se resuelve el problema de la tierra y la soberanía, siguen existiendo dos viejos problemas: tierra y soberanía.

El siglo XIX implica la transformación del orden feudal en semifeudal y del colonial en semicolonial. De unos europeos a otros europeos cambiamos de amos y de manos españolas se pasó a las inglesas y se entronizaron nuevos explotadores más siniestros que ayer. Pero el pueblo siempre se levantó pujante combatiente en ardiente lucha de clases sin tregua aunque con períodos más estremecedores.

En la parte final del siglo pasado surge nuevo orden imperialista, los Estados Unidos, llegaron tempranamente a estas tierras y en los años 20 su dominio se entroniza. Allí comienza a ceder la prevalecencia de las sombras. Una nueva clase amanece, es el proletariado y surge un nuevo capítulo.

II. DE COMO SURGIO LA LUZ Y SE FORJO EL ACERO

Surge la clase obrera, amanece la nueva clase, fue la clase obrera, el proletariado internacional, que se expresa también en proletariado en nuestro país; eso somos nosotros. El proletariado empieza a esclarecer la oscuridad, fue la clase que se expresó aquí. La luz se hizo acero.

De 1,895 a 1,919 son casi 30 años de aguda lucha de clases en que va a desenvolverse el proletariado peruano y su presencia significó un cambio definitivo en la vida política de nuestra patria. La lucha de clases, la acción internacional y las luchas del proletariado y del campesinado permitieron que fuese cuajado el marxismo y José Carlos Mariátegui bregó como pocos han bregado en estas tierras de América. Nuestro pueblo no es frívolo, como gentes estúpidas dicen, han dado grandes hombres, y Mariátegui es uno de los pocos hombres en estas tierras que aplicó el marxismo-leninismo a condiciones especiales y nuestro pueblo empieza a encontrar un nuevo camino, inédito; y comenzó a surgir una luz más pura, una luz resplandeciente, esa luz la llevamos nosotros, en el pecho, en el alma. Esa luz se fundió con la tierra y ese barro se convirtió en acero. Luz, barro, acero, surge el PARTIDO el 28; se forjó el acero, eso somos nosotros, ése es el problema de cómo surgió la luz y se forjó el acero.

El 28 nos fundaron y nunca hemos caído en el criterio de formar otro Partido. Nos hemos ajustado a que aquí por el fragor de la clase y de las masas se generó a un José Carlos Mariátegui que constituyó el Partido, nos dio la luz y el acero y nos puso a andar. Desde ahí hay luz y acero en nuestro país. Digan lo que digan no se puede volver atrás. Eso será más fuerte mientras haya clases, no se puede volver atrás, eso es imposible. Esa luz no se pondrá jamás mientras haya clases; el acero no se deshará jamás mientras haya clases; pero tuvimos un destino, tuvimos una posibilidad que se deshizo cuando se cegó la vida del que nos fundó. Lo que no pudo ser realidad quedó como Programa y Plan que fue negado, soslayado, ocultado; pero la clase lo encarnó, siguió latiendo en la clase y el pueblo combatientes y en los comunistas. No podemos negar la acción de la clase y de los comunistas que han bregado y cuya acción ha permitido que lleguen a donde estamos hoy.

El tiempo pasó. Vino la segunda guerra mundial, la más extensa de la historia, que nos signó y marcó y puso a andar a más profundidad un sistema de capitalismo burocrático y una más aguda lucha de clases. La clase obrera siguió avanzando pero nunca en tranquilidad, sino que en medio de tormentas y tempestades se forjó la clase obrera y con ella más luz, más acero, más fuerza, más invencibilidad.

Nuestro pueblo fue iluminado por una luz más intensa, el marxismo-leninismo-pensamiento Mao Tsetung; fuimos primero deslumbrados, al comienzo rompimiento de luz inacabable, luz y nada más; poco a poco nuestras retinas comenzaron a comprender esa luz, bajamos los ojos y comenzamos a ver nuestro país, a Mariátegui y nuestra realidad y encontramos nuestra perspectiva: La Reconstitución del Partido. Así el capítulo de cómo se forjó la luz y el acero comienza a terminar.

III. DE COMO SE DERRUMBARON LOS MUROS Y SE DESPLEGO LA AURORA

Hoy comienza un nuevo capítulo: De cómo se derrumbaron los muros y de cómo se abrió y desplegó la aurora. Se dirá: nuestro Partido forjado con la luz más fuerte y acero más puro tuvo un momento de decisión y generó el Plan Nacional de Construcción y el Partido, que era un pedazo de bandera desplegada al viento, se extendió para iluminar nuestra patria y los comunistas convocados por todas partes, armaron un sistema nacional, los comunistas se levantaron y la tierra tronó y al tronar la tierra los camaradas avanzaron. Para esto tuvieron una Conferencia, piedra miliar y establecieron bases políticas, camino a seguir. Una bandera fue plantada, una bandera muy alta para una nueva etapa y una nueva meta: Iniciar la Lucha Armada. Los hombres bregaron y los pocos comunistas que había se convocaron de varios puntos, y al final se comprometieron y tomaron una Decisión: forjar en los hechos la Primera Compañía de la Primera División del Ejército Popular; y, así comenzaron a retroceder las sombras en forma definitiva, los muros temblaron y fueron horadados; con los puños se abrió la aurora, la oscuridad se aclaró. Clave fue la I Conferencia Nacional, piedra miliar y un capítulo empezó. Las almas estaban alegres y los ojos resplandecían luz. Un capítulo dirá: Mucho esfuerzo costó, dimos nuestra cuota; y, en momentos difíciles enterramos nuestros muertos, secamos nuestras lágrimas y seguimos combatiendo. Así se concretó y en el día nacional fue proclamada la República Popular; y el trabajo se reivindicó y desde allí la risa comienza a anidar entre nosotros, los campos fructificaron más, la libertad comenzó a palpitar en nuestro pueblo y lo rojo a guiarnos para siempre jamás. Nuestra América brillará, es ya un mundo libre y se extiende a todas partes. Hoy viejos imperios se hunden, son aguas sucias, ceniza envejecida; mientras el trabajo está reivindicado y los campos florecen en la República Roja.

Dirán ¿qué haremos hoy? Hoy día avanzamos conjurando para que nunca vuelvan las sombras, para que nunca la clase obrera pierda el poder. Así dirá la historia; en ese sentido nos enrumbamos para llegar inevitablemente al comunismo, para llegar a la luz plena y absoluta. La sangre de los que cayeron clama ¡luz, luz! ¡al comunismo llegaremos! Eso estará escrito; así dirá la historia.

Hoy, hemos tomado una decisión, es histórica; hemos expresado, puño en alto, dar la vida; cuando puestos en pie y puño en alto hemos expresado entregar nuestras vidas, en ese momento ha comenzado el socavamiento de los muros, ha comenzado a abrirse la aurora.

Yo también prometo como ustedes, pienso igual: bajo las banderas del marxismo-leninismo-pensamiento Mao Tsetung, ante la efigie de nuestro fundador, ante la línea del Partido y las invictas banderas de nuestro Partido: Yo también brego y pugno por derribar los muros de este orden, yo también soy un combatiente de la Primera Compañía de la Primera División del Ejército Popular. Solamente tengo una aspiración, como vosotros: servir a mi pueblo, apoyarme en las masas que es nuestro sustento y bregar por el internacionalismo proletario. En el MCI tenemos una solo bandera: Marx la puso a flamear, Lenin siguió y Mao la llevó más alto, es y será la luz que nunca será arriada. Nos hemos puesto de pie y cumpliré aquello que tengo que cumplir. Lo que a mí me importa es cumplir bien mi jornada; los comunistas no esperamos nada, sólo servir al comunismo; y, mi decisión es la vuestra. Yo también seré simple combatiente de la lera. Compañía; haré aquello que haya que hacer, haré aquello que deba, no espero nada, salvo una cosa: servir al comunismo, esto también es un compromiso: mi decisión es vuestra y la vuestra es mía, porque somos una unidad. Ha comenzado el derrumbamiento de los muros y comienza a desplegarse la aurora.

(De la CONFERENCIA NACIONAL AMPLIADA;

3 de diciembre de 1979)

“LA HISTORIA NOS ENSEÑA QUE UNA LINEA POLITICA Y MILITAR JUSTA NO SURGE NI SE DESARROLLA EN FORMA ESPONTANEA Y APACIBLE, SINO EN LA LUCHA CONTRA EL OPORTUNISMO DE “IZQUIERDA” POR UNA PARTE Y CONTRA EL OPORTUNISMO DE DERECHA POR LA OTRA. SIN COMBATIR ESTAS PERNICIOSAS DESVIACIONES QUE MINAN LA REVOLUCION Y LA GUERRA REVOLUCIONARIA, Y SIN SUPERARLAS COMPLETAMENTE, SERIA IMPOSIBLE ELABORAR UNA LINEA JUSTA Y LOGRAR LA VICTORIA EN UNA GUERRA REVOLUCIONARIA”.

MAO TSETUNG

COMENZAMOS A DERRUMBAR LOS MUROS Y A DESPLEGAR LA AURORA

I. LAS MASAS CLAMAN ORGANIZAR LA REBELION

Desde los viejos tiempos las masas viven sujetas a explotación y opresión y siempre se han rebelado, es una larga e inagotable historia. La lucha de clases es una constante, no puede ser suprimida. Desde siempre, desde que combaten, las masas han clamado por organizar la rebelión, su armamento, su levantamiento, que se les dirija, que se les conduzca. Siempre ha sido así y seguirá siendo y después que haya otro mundo seguirá siendo, sólo que de otra manera.

Existe miseria y está junto a fabulosa riqueza, hasta los utópicos lo sabían que ambas andan juntas: ingente y desafiadora riqueza junto a denunciadora y clamante pobreza. Y es así porque la explotación existe. La explotación está uncida a la opresión y ésta también existe, asesina a las masas, las consume por el hambre, las aherroja, las degüella, pero las masas no son corderos, están formadas por hombres agrupados en clases que se organizan, generan sus partidos y éstos sus dirigentes.

Los dirigentes deben escuchar el más leve rumor de la masa, escuchar sus vaivenes, otear en el futuro a lo lejos y poner firme pie en el piso para registrar el más leve estremecimiento de la masa. Dirigente que no hace eso no es tal.

Nosotros somos comunistas, Marx nos enseñaba que los revolucionarios tienen por obligación profesional organizar la miseria para derrumbar el viejo orden y nuestra obligación es hacerlo científicamente, conocedores de la ley de la lucha de clases y sabedores de la meta hacia la cual marcha la clase y el pueblo. Esa es nuestra obligación, para eso hemos venido, para organizar el clamor de la masa, para movilizarla, para armarla, para eso hemos venido. Porque así el poder desorganizado de la masa exprese su fuerza, su poder invencible y se convierta en masa creadora de nuevos órdenes, así socava los más fuertes muros y los derrumba estrepitosamente.

Nosotros no podemos llamarnos comunistas si no actuamos así, no puede haber entre nosotros dirigentes sordos al clamor de la masa, ciegos ante su fuerza, duros e indiferentes. Eso es inaceptable.

Sin embargo qué hemos visto? Dirigentes sordos, ciegos, duros e indiferentes; es que están perdiendo su condición de comunistas? A los comunistas debe temblarles el alma como les tiemble a las masas, alegrarles lo que les alegra, dolerles lo que les duele, enardecerles lo que les enardece, levantarles lo que les levanta. Si no la condición de militante deviene membrete, marchamo, sello, etiqueta.

No puede haber comunistas menos dirigentes que osen desconfiar de la masa, eso es desconfiar de la única fuerza de la historia. Las “razones” pueden ser muy elaboradas pero será vacuidad, vacío inaceptable. El Partido no puede seguir permitiendo que militantes nieguen a la masa y menos dirigentes. No puede ser. No podemos permitir que mientras los burgueses ven la ola huelguística y al campesinado que comienza otra vez a encabritarse, los comunistas nieguen lo que sus ojos ven, lo que sus manos hacen. No puede ser que los comunistas nieguen a la masa, no tiene sentido, no lo podemos permitir.

Cada vez más debemos ser avisores, ver a lo lejos, tener fino oído para escucharlos, vista penetrante, talento agudo y penetrante para descubrir la transformación de la masa. Sin eso no podemos cumplir nuestra misión. Seguiremos el camino del viejo oportunismo? Tendremos el corazón duro de la reacción? De esos camaradas que actúan así qué podemos esperar mañana?, negros y siniestros cabalgantes sobre las masas. Nunca más permitiremos que tal cosa comience a suceder mucho menos en dirigentes.

Hay un realidad poderosa en este país nuestro, es la masa, tiene grandiosa historia, ignorada, pero cada vez que se ha puesto en pie la tierra ha temblado y cada vez que la masa campesina se ha levantado las bases se han remecido, la reacción se ha puesto en mil apuros, sólo con sangre y fuego han aplacado con sus sacristanes oportunistas que desvían, entorpecen; sólo los han aplacado, pero contenerlos jamás. Antes la tierra se clisa que las masas dejen de ser lo que son.

Engels nos enseñó: dos poderes hay sobre la tierra, la fuerza armada de la reacción y la masa desorganizada. Si ese poder lo organizamos, lo que es potencia deviene en acto, lo que es posibilidad en realidad, lo que es ley y necesidad deviene hecho contundente que barre todo lo que se cree firme. Nada hay sólido, todo es castillo de naipes, sino se sustenta en la masa y cuando esa masa habla todo se estremece, el orden comienza a temblar, las altas cumbres se agachan, las estrellas tienen otro rumbo, porque las masas hacen y pueden todo.

Si esa convicción comienza a fallar en nosotros, el alma de los comunistas comienza a caerse en pedazos. Hay que tener vigilancia y que sea inmensa advertencia lo que hemos vivido en esta Sesión Plenaria: nunca más debe pasar. ¡Ay del Partido si tiene mandos sordos a la masa!, si así se da derrumbémoslos y destruyamos el armatoste burocrático pues no será Partido, será un monstruo. Qué nos decía el Presidente Mao?: los ateos sólo tenemos una divinidad, las masas; a esos dioses invocamos para que nos escuchen y cuando eso se produzca se acabó la explotación. Forjemos a los militantes en estos criterios, hoy más que nunca y mañana más aún.

Las masas claman organizar la rebelión. Por tanto el Partido, sus dirigentes, cuadros y militantes tienen una obligación, hoy perentoria, un destino: organizar el poder desorganizado de la masa y sólo se hace con armas en la mano. Hay que armar a la masa, poco a poco, parte por parte, hasta el armamento general del pueblo y cuando eso llegue no habrá explotación sobre la tierra.

II. QUE LAS ACCIONES HABLEN

La II Sesión Plenaria del Comité Central tiene ya un timbre de gloria, un timbre que la caracteriza, acordó: Desarrollar la militarización del Partido a través de acciones.

Nos ha costado a los comunistas violenta lucha establecer una nueva bandera: Iniciar la lucha armada. Todos somos testigos, en medio de una fragorosa contienda de líneas se acordó la concreción desarrollada de nuestra línea: ILA.

Hemos dado pasos firmes pero seguros, pues seguros estamos de a dónde vamos y de lo que queremos. Recordemos a Lenin: Venceremos porque sabemos lo que queremos.

Es bueno pararnos unos minutos y preguntarnos: ¿Cómo hemos llegado a esta gran definición? a Desarrollar la militarización del Partido a través de acciones? Ha sido también en intensa lucha: tal vez no ha tenido la estridencia de otras, pero es más profunda, más densa y tiene muy larga perspectiva.

Dos posiciones claramente han contendido: Quiénes, siguiendo aquello que desde el VI Pleno venimos inculcando: convertir el verbo en acción, hoy asumimos convertir el verbo en acciones armadas. Decisiva concreción, trascendental desarrollo. Lo que hemos acordado es desarrollar acciones militares, de eso hablamos, eso late en nuestra mente, palpita en nuestro corazón, bulle en nuestro cerebro y se agita en nuestra voluntad cuando hablamos de acciones.

Unos hemos bregado porque se acuerde pasar al lenguaje de las acciones militares y otros con pertinacia se han opuesto con argucias, maniobras y hasta arterías. Pero se ha impuesto, está definido porque nuestra patria pide definiciones, porque nuestro pueblo pide decisión; el pueblo clama y nosotros respondemos a ese clamor, a esa exigencia, sentimos lo que sienten y queremos lo que quieren, quieren que sus manos hablen el lenguaje preciso y contundente de los hechos armados. ¡Sí! Desarrollar acciones siempre son los hechos de las masas, del pueblo: Cuando abre el surco es la acción que habla; cuando el yunque forja es la acción que habla; cuando los hombres investigan, sacan leyes, es la acción que habla; cuando manos armadas se alzan, es el pueblo que combate. Primero es el hecho y luego la idea, y esa idea te lleva a acción más alta cada vez. Somos reflejos certeros y justos de nuestra realidad. Hemos predicado, llamado a las armas, a la lucha armada. Nuestra voz no ha caído en el desierto, la semilla cayó en buen surco, comienza a germinar. Las voces que lanzamos son ecos poderosos, crecientes, voces que atronarán nuestra tierra. Aquellos a quienes dijimos ponerse en pie, levantarse en armas, sembrando en su voluntad, responden: estamos prestos, guíennos, organícennos, ¡actuemos!; y cada vez nos requerirán más. O nosotros cumplimos lo que prometimos o seremos hazmerreír, fementidos, traidores. Y eso no somos nosotros.

Si hemos sembrado, si hemos predicado, si hemos organizado y todo da frutos y comienza a marchar, nuestra obligación es ponernos a la cabeza. Que las acciones armadas confirmen nuestra prédica, que nuestra sangre se junte con la sangre de los que tienen que verterla; no tenemos derecho a que esa sangre tirite sola, que su frío se acune con la tibieza de la nuestra. O no somos lo que somos.

En forma casi insensible devenimos comunistas y es como un largo camino, es como el andar, mover un pie te exige mover el otro y otro y si te cansas no es para quedarte sino para tener suave y calmo descanso y seguir ascendiendo. Mañana la materia nos recogerá en su bélica paz, allí es donde podremos descansar definitivamente.

Para eso nos han formado como comunistas; para eso vivieron Marx, Lenin, Mao para enseñar a los demás, para enseñar cómo cumplir, para eso, para convocar a los demás, organizarlos, levantarlos; para eso la clase los generó.

¿Y qué hemos visto aquí?, cc. dirigentes que se oponen a que el Partido dé el paso decisivo de su historia. ¿En nombre de qué?, de supuesta “falta de condiciones”? Y en su voz temblorosa ¿quién hablaba? Eran las negras fauces de la opresión y explotación, las negras fauces llenas de baba y sangre. No olvidar que la reacción necesita verter sangre a raudales para aplacar al pueblo, es su sueño de fuego y hierro, pero ese siniestro sueño es la más clara prueba de que está carcomido.

Y cuando cc. y dirigentes quieren robarnos el alma, la mente, podemos permitirlo? No. Sus “argumentos” quedan humo, sus “consideraciones” hilachas, sus “firmezas” pergaminos pudriéndose al sol.

Nunca más en nuestro Partido debemos escuchar esas siniestras voces en comunistas y menos en dirigentes. Y a quienes osen levantarse aplastémoslos como merecen, destruyámoslos. Hoy esto es mucho más urgente; aquello es menos permisible hoy porque es minar, socavar la esperanza de la masa, la obra de quinquenios y precisamente ¿cuándo?, cuando la masa comienza a concretar en la realidad. En este momento pacifistas vergonzantes.

Muchas lecciones nos dejan las reuniones a todos, para unos debe ser atronadora advertencia, contundente llamado de atención. Nunca más. Nosotros tenemos clara y definida orientación: que las acciones hablen. Acciones para Desarrollar la militarización del Partido a través de acciones. Convertirlo en realidad es perentorio, urgente, es una voz de orden, lo demanda la clase, lo demanda la historia, el pueblo. No podemos obrar de otra manera. Es una necesidad. Lo que hemos hecho antes nos ha traído hasta aquí. El camino está definido, las acciones establecidas: cumplirlo. No tenemos otro derecho.

Esa es nuestra voz de orden: que las acciones hablen.

III. COMENCEMOS EL DERRUMBE DE LOS MUROS

Ya hemos acordado Desarrollar la militarización del Partido a través de acciones, ¿qué deriva de ésto?, que comencemos el derrumbe de los muros. Es presente, de una vez.

Hay quienes se han opuesto, han resistido y hasta quien fugó cobardemente, desertando por segunda vez, y ha sido defendido. Va a comenzar a ser uso de nuestro Partido la defensa de la traición y la cobardía? Piensen quienes eso han hecho. Recuerden “Prometeo”, las Oceánides y Hermes: pídenos todo menos la cobardía y la traición. Dos mil quinientos años atrás, y comunistas en el siglo XX, en un Partido Comunista que brega por iniciar la lucha armada, debatiendo, Desarrollar a través de acciones bélicas, escuchamos a dirigentes que alaban, enarbolan, sostienen, amamantan, protegen la traición. ¿Va a comenzar a ser uso entre nosotros? No. Desarraiguemos las hierbas venenosas, eso es veneno puro, cáncer a los huesos, nos corroería; no lo podemos permitir, es putricción y siniestra pus, no lo podemos permitir, menos ahora; y hasta el fin han estado sosteniendo tal cosa. Desterremos esas siniestras víboras, esas nocivas víboras, no podemos permitir ni cobardía ni traición, son áspides.

No podemos amamantar eso, imposible. Y entre nosotros se expresa y en dirigentes, inaceptable, condenable, marcarlo a fuego. Comencemos a quemar, a desarraigar esa pus, ese veneno, quemarlo es urgente. Existe y eso no es bueno, es dañino, es una muerte lenta que nos podría consumir. Tenemos que forjarnos en otro temple, en otro espíritu. Los que están en esa situación son los primeros que tienen que marcar a fuego, desarraigar, reventar los chupos. De otra manera la ponzoña sería general. Venenos, purulencias hay que destruirlas; el cuerpo está sano, si no las destruimos se irá el vigor.

Urgente y perentorio acabar con eso. No dejemos rastro, para eso debe servir la depuración, deslindar en los hechos. Quienes en eso han incurrido deben ser los primeros, será la muestra de su avance. Para derrumbar los muros debemos barrer escombros y aniquilar venenos. Para que comience el derrumbe de los muros necesitamos fortalecernos y fortalecer es barrer esa podre del derechismo en general. Podemos por tanto debemos, y tómese como seria obligación y una exigencia de altísima vigilancia. Preservar la izquierda; y, quienes tienen dificultades avanzarán, que eso sea muestra de su acción, que eso rubrique su promesa.

Vamos a ir a las bases a transmitir, a enarbolar acciones. El haber establecido librar una lucha contra una derecha descabezada es magnífico, es un gran avance. Pues bien, nosotros mismos y los que tienen problemas deben dar muestra allí de su corrección, de su definición, de su seguro enrumbarse en la izquierda, tener vigilancia. Es factible, necesario, por tanto, hacerlo. Eso es indispensable, así avanzamos, nos fortalecemos y el hierro cuajará en nosotros.

Nadie se llame a impotencia porque tiene problemas. La potencia vendrá de la acción. Acción es derrumbe de los muros. Hagamos acciones militares. Fogueémonos en ella. De novatos que somos devendremos experimentados.

Así al aplicar Desarrollar la militarización del Partido a través de acciones, los muros serán profundamente socavados y su derrumbe es cosa que comienza. Clave en esto: los grupos armados, los grupos armados sin armas. Que tus manos desarmadas arrebaten las armas de quienes las tienen aplicando la astucia y guiadas por ideas claras.

Está bien. Vamos a generalizar los grupos; vamos a actuar en boicot, cosechas, invasiones, sabotajes, terrorismo y principalmente en acciones guerrilleras. Ese es nuestro destino, nuestra necesidad. Todos hemos firmado: que florezca la violencia concretada en ILA, llevémosla adelante mediante grupos armados; comenzar por los grupos sin armas, de esas ardientes semillas brotarán ardientes girasoles. Tienen un sol que los alumbra: el marxismo-leninismo-pensamiento Mao Tsetung, tienen una tierra feraz que las fortalece: la lucha de clases de las masas en creciente ascensional. ¿Qué nos falta? ¡Que broten y florezcan los grupos armados sin armas!, de esas humildes florecillas y semillas han de salir monumentos de la clase que derribarán los muros. Así la aurora aposentará en nuestra patria.

Clave: los grupos; vital: nuestra decisión; base: la masa.

¡Que florezcan los grupos armados sin armas! Esa es la voz de orden hoy.

IV. ENARBOLAR EL OPTIMISMO Y DESBORDAR EL ENTUSIASMO

Somos comunistas, de temple distinto, de material especial; somos comunistas dispuestos a todo y sabemos lo que tenemos que enfrentar. Lo hemos enfrentado ya, lo enfrentaremos mañana.

El mañana, hijo del presente, será más duro pero estaremos templados por el pasado y nos forjamos hoy. Templemos nuestras almas en la revolución, son las únicas llamas capaces de forjarnos.

Necesitamos un alto optimismo y hay una razón de tenerla: somos conductores de los hacedores del mañana, somos guías, estado mayor del invencible triunfo de la clase, por eso somos optimistas.

Tenemos entusiasmo porque nos nutrimos de la ideología de la clase: marxismo-leninismo-pensamiento Mao Tsetung. Vivimos la vida de la clase, participamos de su heroica gesta, la sangre de nuestro pueblo nos enardece y bulle en nosotros.

Somos sangre poderosa y palpitante; tomemos ese hierro y acero indoblegable que es la clase y agreguémosle la luz inmarcesible del marxismo-leninismo-pensamiento Mao Tsetung. Entusiasmo es participar de la fuerza de los dioses, por eso rebosamos entusiasmo, pues participamos de las divinidades del mundo actual: la masa, la clase, el marxismo, la revolución. Por eso tenemos inagotable entusiasmo; por eso somos fuertes, optimistas, vigorosos del alma y desbordamos entusiasmo.

¿Y qué hemos visto nosotros acá? dirigentes, militantes huérfanos de optimismo, carentes de ebullición entusiasta, almas apagadas, voluntades caedizas, pasiones fugaces. Inaceptable. Bien sabemos su raíz: lo que los sustenta no es el marxismo, la clase ni la masa, es el corrosivo individualismo; es la podre reaccionaria que los tiene atemorizados, es el amoldamiento a las cloacas del orden viejo, es expresión del mundo que muere, son gases letales del pantano de la reacción; por eso sus espíritus se quiebran, les tiembla el corazón, les abandona el pensamiento, sus nervios se destruyen, se turba su acción.

Esto hay que desarraigarlo; no puede anidar más entre nosotros. Inaceptable, inadmisible; quemarlo, volarlo. Esto menos puede darse en el Partido y menos aún pretender predominar. ¿Y qué hemos visto en un momento?: dirigentes con esas posiciones y actitudes. Monstruoso. Nunca más debe darse. ¿Y hoy precisamente cuando necesitamos enarbolar el optimismo y desbordar el entusiasmo, hoy?; si eso es siempre inaceptable, ahora es corrosión, pura gangrena y menos que nunca debe darse, hoy es mucho más inaceptable.

Si los camaradas no desarraigan estos males, ¿qué cuadros van a formar, qué militantes van a formar? Aplicar: una compañía es como su mando. Mando sin optimismo, compañía sin optimismo; mando pusilánime, compañía pusilánime, derrotada y quebrada antes de empeñar la batalla.

Necesitamos enarbolar el optimismo y desbordar el entusiasmo. Que nuestra ideología poderosa, línea acerada y voluntad de comunistas se expresen sobre todo en los dirigentes.

Voz de orden: ¡Enarbolar el optimismo y desbordar el entusiasmo! Que se transmita a los demás, a los cuadros, a las bases. Que el entusiasmo por entrar en acción nos impulse más, remueva las costras que impiden avanzar y a otros sirva para que desarraiguen males. Que brille en optimismo y hay en nosotros poderoso entusiasmo. Es factible; es necesario. Es factible y necesario, por tanto lo haremos.

A nadie escapa que ésta es una contienda de posiciones; esto hemos registrado acá y el resumen debe ser expresión de lo que hemos visto. Pero, ¿qué primó, qué prima y qué primará? lo principal, lo positivo, la izquierda. ¿Quién llora lentamente su derrota? la derecha; que comprenda que ese llanto es inútil, que no queda sino quemar los viejos ídolos, quemar lo caduco y ponernos el alma a tiempo.

El alma a tiempo la tiene la izquierda, se compagina con lo que nuestra patria, el pueblo, la revolución claman; no podemos fallar. Si nuestra sangre y vida son reclamadas tengamos una actitud: llevarlas en la mano para entregarlas; pongámoslas al servicio de lo que es la causa más justa y más grande.

Nuestra muerte por la buena causa sería el sello de nuestra acción revolucionaria. Que la acción constante y firme por nuestra causa marque indeleblemente nuestra buena vida de combatientes comunistas. Esto es lo que hemos comprendido mejor, por eso lo positivo pesa inmensamente más.

Hemos avanzado, pero algunos creen que sus males son pasado superado. Eso es pérdida de vigilancia, “razones” se darán mil, no serán sino agua de cloaca. Eleven su vigilancia, barran definitivamente el error, destruyan lo malo y caduco a través de acciones armadas que será el sello real y efectivo.

Tal vez piensen algunos que debimos sólo hablar de lo positivo; existe la luz y la sombra, la contradicción. Debemos resumir, sacar lección; esta reunión es grandísima lección, no lo olvidemos. Tenemos una necesidad: preservar la izquierda para que el Partido cumpla con su papel. Con las acciones que estamos cumpliendo y con esta muy buena reunión comenzamos a derrumbar los muros y desplegar la aurora.

Podemos resumir en cuatro voces de orden:

  1. Las masas claman organizar la rebelión.
  2. Que las acciones hablen.
  3. Comencemos el derrumbe de los muros.
  4. Enarbolar el optimismo y desbordar el entusiasmo.

Este Comité Central está más fuerte y más fuerte va a ser si todos hacemos lo que corresponde a cada uno para cumplir las acciones, principalmente el “Desarrollar la Militarización del Partido a través de acciones”.

Que los cc. al hablar expresen su optimismo y entusiasmo, será muestra de su definición. Que mis palabras no vayan a ser para algunos pretexto de pérdida de optimismo y repliegue de entusiasmo. Creo que hemos entrado al momento de superar viejas taras de 50 años.

Otro mundo se abre para nosotros, hemos comenzado a definirnos; esta reunión es de definición. Que cada palabra nuestra, cada pensamiento nuestro, cada acción nuestra, cada sentimiento nuestro, cada voluntad nuestra, ratifiquen esto. Es factible, indispensable, es necesario. Podemos y debemos porque queremos y sabemos lo que queremos.

La reunión es muy buena, nos ha unido más, nos ha cohesionado. Hemos acordado unánimemente ceñirnos a la línea militar y su concreción: “Desarrollar la Militarización del Partido a través de acciones”. De este momento para adelante, que todo exprese nuestra voluntad tensa de cumplir lo acordado.

(De la II SESION PLENARIA DEL COMITE CENTRAL;

28 de marzo de 1980)

“NO HUBO EN LA HISTORIA DEL MUNDO GUERRAS QUE COMENZARAN Y TERMINARAN CON UNA CONTINUA OFENSIVA VICTORIOSA, O SI LAS HUBO FUERON DE EXCEPCION. Y ESO TRATANDOSE DE GUERRAS HABITUALES, PERO CUANDO EN ELLAS SE DECIDIA LA SUERTE DE UNA CLASE, LA ALTERNATIVA: SOCIALISMO O CAPITALISMO, ¿HAY ACASO FUNDAMENTO LOGICO ALGUNO PARA SUPONER QUE UN PUEBLO, QUE ENCARA POR PRIMERA VEZ ESTE PROBLEMA, PUEDE HALLAR ENSEGUIDA EL UNICO METODO ACERTADO, LIBRE DE ERRORES? ¿QUE RAZONES HAY PARA SUPONERLO? ¡NINGUNA! LA EXPERIENCIA NOS DICE LO CONTRARIO. NINGUNO DE LOS PROBLEMAS QUE DEBIAMOS ENCARAR PUDO SER RESUELTO DE UNA SOLA VEZ, SINO DESPUES DE REITERADAS TENTATIVAS. SUFRIR UNA DERROTA, COMENZAR DE NUEVO, REHACERLO TODO, DESCUBRIR LA FORMA DE APROXIMARSE A LA SOLUCION -LA SOLUCION DEFINITIVA, O POR LO MENOS SATISFACTORIA-: ASI HEMOS ESTADO TRABAJANDO Y HAY QUE SEGUIR HACIENDOLO. DADA LA PERSPECTIVA QUE SE NOS PRESENTA, SI NO HUBIERA UNANIMIDAD EN NUESTRAS FILAS, SERIA EL MAS TRISTE INDICIO DE QUE UN ESPIRITU DE ABATIMIENTO, SUMAMENTE PELIGROSO, HABRIA PENETRADO EN EL PARTIDO. POR EL CONTRARIO, SI NO TEMEMOS DECIR CON FRANQUEZA LA VERDAD, POR AMARGA Y DURA QUE SEA, APRENDEREMOS, Y ES DEL TODO SEGURO QUE APRENDEREMOS A VENCER TODAS Y CADA UNA DE LAS DIFICULTADES”.

LENIN

Marzo, 1980

PCP-COMITE CENTRAL