¡Proletarios de todos los países, uníos!

SOBRE LA CONSTRUCCION DEL PARTIDO

Comité Central
Partido Comunista del Perú
1992

SOBRE LA CONSTRUCCION DEL PARTIDO

“Todas las luchas revolucionarias del mundo tienenpor objetivo tomar el Poder y consolidarlo”

Mao Tsetung

Sintetizando experiencias de 100 años de lucha de clase obrera y la revolución mundial, en 1948, el Presidente Mao Tsetung escribió:

“Para realizar la revolución, hace falta un partido revolucionario. Sin un partido revolucionario, sin un partido revolucionario creado sobre la teoría revolucionaria marxista-leninista y en el estilo revolucionario marxista-leninista, es imposible conducir a la clase obrera y las amplias masas populares a la victoria en la lucha contra el imperialismo y sus lacayos. En más de 100 años transcurridos desde el nacimiento del marxismo, sólo gracias al ejemplo que dieron los bolcheviques rusos al dirigir la Revolución de Octubre y la construcción socialista al vencer la agresión del fascismo, se han formado y desarrollado en el mundo partidos revolucionarios de nuevo tipo. Con el nacimiento de los partidos revolucionarios de este tipo, ha cambiado la fisonomía de la revolución mundial. El cambio ha sido tan grande que se han producido, en medio del fuego y el trueno, transformaciones del todo inconcebibles para la gente de la vieja generación… Con el nacimiento del Partido Comunista, la fisonomía de la revolución china tomó un cariz enteramente nuevo. ¿Acaso no es suficientemente claro este hecho?”
(lo destacado es de nuestro Partido).

He aquí magistralmente condensada la cuestión del Partido: su necesidad y su construcción como partido de nuevo tipo que concreta y da rumbo preciso a la revolución mundial y de cada país, en función de la clase obrera y su emancipación.

Tener en cuenta tres cuestiones:

1) La necesidad del Partido, que es el problema de la toma del Poder para la clase obrera;

2) La construcción del Partido, que es el problema de su construcción en un país semifeudal y semicolonial en el cual la clase obrera y sólo ella a través de su Partido puede dirigir la revolución democrático-nacional; y,

3) La lucha interna, que es el problema de que el Partido se desenvuelve en medio de la lucha de dos líneas en su seno, lucha sobre la cual se sustenta la unidad y cohesión partidarias.

Y estas tres cuestiones exigen tener en cuenta: en primer lugar el marxismo, esto es la teoría y la práctica, la experiencia del marxismo en el problema de la construcción partidaria, las grandes enseñanzas sistematizadas por Marx y Engels, Lenin y Stalin y el Presidente Mao Tsetung. En segundo lugar la construcción del Partido en nuestro propio país… Y, en tercer lugar la situación actual en que se desenvuelve la construcción del Partido de la clase obrera en nuestro país.

EL MARXISMO Y LA CONSTRUCCION DEL PARTIDO

A mediados del siglo XIX con la aparición del marxismo, la clase obrera insurgió como la nueva clase y la última de la historia; con el “Manifiesto del Partido Comunista” el proletariado enarboló el programa que llevará a la humanidad hacia un Nuevo Mundo, la sociedad comunista, la Sociedad Sin Clases. Este es el programa y el camino que necesariamente todos los hombres seguiremos bajo la dirección del proletariado concretada en su Partido. No hay otro camino para las clases, no hay otro camino para la humanidad; la historia mundial lo comprueba fehacientemente; y, la Revolución de Octubre, la Revolución China y otras, el ascendente movimiento de liberación nacional, la marcha persistente de la clase obrera internacional y sus partidos revolucionarios son parte de ese camino inexorable, camino que en los 50 a 100 años venideros se desarrollará decisivamente en grandes luchas que estremecerán la Tierra, como enseña el Presidente Mao Tsetung.

MARX Y ENGELS Y LA CONSTRUCCION DEL PARTIDO

Marx y Engels fundaron la concepción de la clase obrera, el marxismo; y hasta ellos se remontan macizas verdades que no podemos abandonar, así el principio de la lucha de clases para comprender el mundo y transformarlo, la violencia como partera de la historia, la dictadura del proletariado y la necesidad de la transformación revolucionaria de la vieja sociedad a través de un largo proceso histórico, entre otras. Pero además, y a veces no se resalta suficientemente, Marx y Engels concretaron sus tesis en la necesidad de la construcción del Partido de la clase obrera como instrumento indispensable para pugnar por sus intereses de clase. Así, en medio de ardua lucha contra viejas concepciones anarquistas de profunda esencia burguesa, lograron sentar en los Estatutos de la Internacional en 1884 y 1872:

“En su lucha contra el poder unido de las clases poseedoras, el proletariado no puede actuar como clase más que constituyéndose él mismo en partido político y opuesto a todos los antiguos partidos políticos creados por las clases poseedoras”.

“Esta constitución del proletariado en partido político es indispensable para asegurar el triunfo de la revolución social y de su fin supremo: la abolición de las clases.”

… …

“Puesto que los señores de la tierra y del capital se sirven siempre de sus privilegios políticos para defender y perpetuar sus monopolios económicos y para sojuzgar al trabajo, la conquista del Poder político se ha convertido en el gran deber del proletariado.”

Marx y Engels partieron de que los obreros deben luchar ellos mismos por su emancipación como clase y que la emancipación económica del proletariado es “el gran fin al que todo movimiento político debe ser subordinado como medio”, plantearon la necesidad que tiene la clase obrera de organizarse como Partido Político para luchar por sus propios intereses de clase, para tomar el Poder y así, en consecuencia, servir a su meta, al cumplimiento de su meta histórica: la abolición de clases y la construcción de una nueva sociedad sin explotadores ni opresores.

Asimismo sentaron que la clase obrera se organizaba “en partido político distinto y opuesto a todos los antiguos partidos políticos…” Esto porque la clase obrera al organizarse como partido político lo hace tomando como sustento su concepción de clase, el marxismo: porque tiene su propio programa, el que Marx y Engels sentaron en el Manifiesto, que lleva a los comunistas a hacer “valer los intereses comunes a todo el proletariado, independientemente de la nacionalidad” y a que “en las diferentes fases del desarrollo porque pasa la lucha entre el proletariado y la burguesía, representan siempre los intereses del movimiento en su conjunto”, sujetándose constantemente a su concepción de clase que se puede resumir “en la fórmula única: abolición de la propiedad privada”. De esta forma planteaban la construcción de un partido “distinto y opuesto” que sirviera a la unión de la clase que la revolución demandaba: o en sus propias palabras:

“Para asegurar el éxito de la revolución es necesaria la unidad del pensamiento y de la acción. Los miembros de la Internacional tratan de crear esta unidad por medio de la propaganda, la discusión y la organización…”.

Además el desarrollo y la lucha del Partido del proletariado los concebían ligados a la etapa de la revolución y en modo alguno desligados de este problema fundamental. Marx planteaba que en Alemania la revolución de la clase obrera dependería de respaldarla “con una segunda edición de la guerra campesina”, mientras Engels sustentaba: “En un país agrario, es una bajeza alzarse exclusivamente contra la burguesía en nombre del proletariado industrial, sin mencionar para nada la patriarcal ‘explotación del palo’ a que los obreros rurales se ven sometidos por la nobleza feudal.” Por tanto, como Lenin resaltara:

“Mientras en Alemania no estuvo terminada la revolución democrática (burguesa), Marx concentró toda la atención, en lo que se refiere a la táctica del proletariado socialista en impulsar la energía democrática de los campesinos”.

Finalmente Marx y Engels, libraron intensa y gran lucha por la construcciæn del Partido del proletariado; largos años invirtieron en combatir contra el anarquismo hasta convertir el marxismo en concepción reconocida de la clase obrera y en sustento de su organización política. Marx y Engels tuvieron que enfrentarse a las maquinaciones de Bakunin y su grupo que “encubriéndose con el anarquismo más extremista, no dirige sus golpes contra los gobiernos existentes, sino contra los revolucionarios que no aceptan su ortodoxia y su dirección”; que “se infiltran en las filas de la organización… e intenta al principio apoderarse de su dirección; pero cuando fracasa su plan, trata de desorganizarla”; que “organiza… sus pequeñas sectas secretas”; que “ataca públicamente en sus periódicos a todos los elementos que se niegan a someterse a su voluntad”; que “no retrocede ante ningún medio, ante ninguna deslealtad; la mentira, la calumnia, la intimidación y las asechanzas le convienen por igual”. En síntesis, contra el anarquismo que tras todas sus mascaradas de izquierdismo radicaloide y altisonante esconde su esencia derechista y su economicismo que niega la política de clase del proletariado.

Lucha que también libraron posteriormente, contra desviaciones derechistas y el oportunismo en el seno de los partidos socialdemócratas, especialmente el alemán por sus negaciones de los principios de la clase y por las deformaciones burguesas del programa político. Esta como la anterior lucha la libraron en defensa de la unidad, demandando que “se debe tener el valor de renunciar a los éxitos inmediatos en aras de cosas más importantes”, enseñando la autocrítica y el enjuiciamiento serio de los errores y, lo que debe resaltarse mucho, señalando la raíz de la lucha y de la escisión:

“Por lo demás, ya el viejo Hegel decía que un partido demuestra su triunfo aceptando y resistiendo la escisión. El movimiento proletario pasa necesariamente por diversas fases de desarrollo, y en cada una de ellas se atasca parte de la gente, que ya no sigue adelante. Esta es la única razón de que en la práctica la solidaridad del proletariado se lleve a cabo en todas partes por diferentes grupos de partido que luchan entre sí a vida o muerte, como las sectas cristianas del imperio romano en la época de las peores persecuciones.”

Estas son cuestiones fundamentales que Marx y Engels nos enseñaron con relación a la necesidad del Partido, su construcción y desarrollo en lucha. Esta es una parte muy importante del socialismo científico, de la propia teoría de los clásicos fundadores que muchas veces no se recuerda y hasta se omite. Si Marx y Engels no hubieran planteado estos problemas su gigantesca tarea no hubiera tenido sentido ni concreción. Pero, como es muy necesario reiterar, desde su aparición la concepción científica de la clase obrera, el marxismo, planteó y resolvió el problema del Partido; lo que sucede es que, como en otros campos del marxismo, esta teoría y práctica revolucionaria sobre la necesidad del Partido, su construcción y la lucha de dos líneas en su seno, ha sido desarrollada sintetizando las grandes experiencias posteriores de la clase obrera internacional, labor que han cumplido a nivel mundial Lenin y el Presidente Mao Tsetung.

LENIN Y LA CONSTRUCCION DEL PARTIDO DE NUEVO TIPO

El siglo XX nos trajo el imperialismo fase superior y última del capitalismo, en ella la clase obrera toma el Poder y lo consolida. Lenin retomando las viejas tesis revolucionarias de Marx y Engels, que el viejo revisionismo quiso destruir las desarrolló elevándolas a la etapa del marxismo-leninismo. ¿Qué implicancias tiene este desarrollo del marxismo para la construcción del partido del proletariado? Lenin, consciente de que había llegado a la etapa del asalto del Poder y de la dictadura del proletariado resaltó la necesidad del partido para transformar la sociedad; su gran divisa nos lo demuestra:

“Dadnos una organización de revolucionarios y removeremos a Rusia en sus cimientos”.

Para Lenin cambiar el mundo exige del Partido y éste tiene un programa que, según sus propias palabras, “consiste en la organización de la lucha de clases del proletariado y en la dirección de esta lucha cuyo objetivo final es la conquista del Poder político por el proletariado y la organización de la sociedad socialista”.

Comprendiendo, como nadie en su tiempo, la necesidad de la organización del proletariado en cuya organización reside su fuerza, Lenin sentó las siguientes tesis que ningún comunista puede olvidar:

“El proletariado no dispone, en su lucha por el Poder, de más arma que la organización. El proletariado, desunido por el imperio de la anárquica competencia dentro del mundo burgués, aplastado por los trabajos forzados al servicio del capital, lanzado constantemente ‘al abismo’ de la miseria más completa, del embrutecimiento y de la degeneración, sólo puede hacerse y se hará inevitablemente una fuerza invencible siempre y cuando que su unión ideológica por medio de los principios del marxismo se afiance mediante la unidad material de la organización, que cohesiona a los millones de trabajadores en el ejército de la clase obrera. Ante este ejército no se sostendrá ni el poder decrépito de la autocracia rusa ni el poder caducante del capitalismo internacional. Este ejército estrechará sus filas cada día más, a pesar de todos los zigzages y pasos atrás, a pesar de las frases oportunistas de los girondinos de la socialdemocracia contemporánea, a pesar de los fatuos elogios del atrasado espíritu del círculo, a pesar de los oropeles y el alboroto del anarquismo propio de los intelectuales”.

Los comunistas y los revolucionarios peruanos debemos atender estas palabras hoy para nosotros más preciosas que nunca. Resaltamos en ellas: en primer lugar, la lucha por el Poder demanda la organización del proletariado y es tal su importancia que deviene su arma única; en segundo lugar, pese a todas las dificultades que le impone la explotación, si tomando el marxismo como guía y base de unión ideológica la concreta cohesionando sus filas en la organización el proletariado será invencible; en tercer lugar, contra el ejército organizado del proletariado no podrá mantenerse el poder reaccionario en una nación ni el imperialismo ni el socialimperialismo a nivel mundial; en cuarto lugar, la clase obrera organizada cohesionará más y más sus filas contra las asechanzas siniestras del revisionismo contemporáneo, avanzará pese al espíritu de grupo y secta evidentemente caducos y marchará a pesar de la renuencia organizativa y la palabrería declamatoria del “anarquismo propio de intelectuales”.

Así Lenin se planteó el problema de la construcción del partido, de su necesidad y desarrollo en lucha y de su construcción ideológica y política y organizativa.

Mas esto no es todo, en “Un paso adelante, dos pasos atrás” sentó las tesis organizativas del Partido, cuyo magistral resúmen tomamos de la vieja y gran “Historia del Partido Comunista (bolchevique) de la URSS”, de la de Stalin:

1) El Partido es un destacamento de la clase obrera, una parte de ella. Pero es destacamento de vanguardia que va adelante, que dirige: es destacamento consciente, que conoce las leyes del proceso revolucionario; y es destacamento marxista, que se sustenta firmemente en la concepción revolucionaria de la clase obrera.

2) El Partido es un destacamento organizado, es un sistema de organizaciones que “como destacamento de vanguardia de la clase obrera, reúne el máximun de organización posible y sólo acoge en su seno a aquellos elementos que admitan, por lo menos, un grado mínimo de organización” por ello tiene una disciplina propia obligatoria para todos sus miembros.

3) El partido es “la forma más alta de organización” del proletariado llamada a dirigir a las demás organizaciones de la clase para cuyo fin cuenta con estar compuesta por los mejores hijos de la clase (pertrechados con el marxismo, conocedores de las leyes de la lucha de clases), y con la experiencia de la clase obrera mundial y la suya propia.

4) “El Partido es la encarnación de los vínculos que unen al destacamento de vanguardia de la clase obrera con las masas”; por tanto no vivirá ni desarrollará desvinculado de las masas y, por el contrario, su vida y desarrollo demandan “multiplicar sus vínculos con las masas y conquistarse la confianza de las masas”.

5) El partido debe organizarse sobre el centralismo democrático, con estatutos únicos y con una disciplina igual para todos y “con un solo órgano de dirección a la cabeza, a saber: el Congreso del Partido y, en los intervalos entre congreso y congreso el Comité Central, con la sumisión de la minoría a la mayoría, de las distintas organizaciones a los organismos centrales, y de las organizaciones inferiores a las superiores”.

6) Para mantener la unidad en sus filas el Partido requiere de una disciplina única e igual para todos: unidad que demanda gran atención, pues como dijera Stalin “el camarada Lenin nos legó que cuidásemos la unidad del Partido como de las niñas de los ojos”

Estas tesis y las anteriores las debemos tener muy presentes los comunistas y los revolucionarios peruanos, pues todas ellas son vitales. Otro problema de extraordinaria importancia tratado por Lenin, es el de la clandestinidad, cuestión que entre nosotros se confunde con ocultismo, con la política del avestruz. Lenin planteó la necesidad de un Partido clandestino, como un sistema de organizaciones altamente centralizado a fin de poder contar constantemente, en toda circunstancia, con un “estado mayor” capaz de conducir la revolución, mantener sus banderas y pugnar por ellas pese a la represión y a la persecución. La clandestinidad sirve, pues, para ser del Partido “una máquina de combate” que persevera indomable hacia su meta de tomar el Poder para cambiar el mundo sin desligarse jamás de las masas. Por necesidades de la propia lucha en nuestro país debemos resaltar algunos puntos sobre este complejo problema: aquí, es particularmente importante, tener una clara idea de en qué consiste el arte de la organización conspirativa. Lenin, con sus propias palabras, en “Carta a un camarada sobre nuestras tareas de organización”, folleto del cual se perora pero cuyas normas no se entienden ni menos se aplican, nos dice:

“Todo el arte de la organización conspirativa debe consistir en saber utilizar a todos y todo, en dar ‘trabajo a todos’, y al mismo tiempo mantener la dirección de todo el movimiento, no por la fuerza del poder, se entiende, sino por la de la autoridad, de la energía, por la mayor experiencia, variedad de conocimiento y talento.”

En el mismo folleto, en contra de quienes entienden la clandestinidad como algo rígido y mecánico, Lenin planteó:

“Además, el grado de clandestinidad y la forma orgánica de los diversos círculos, dependerá de la naturaleza de sus funciones: por consiguiente, las formas de organización serán las más variadas (desde el tipo de organización más ‘estricto’, estrecho, cerrado, hasta el más ‘libre’, amplio, abierto y poco estructurado)”.

Consideramos esta cuestión de sumo interés para nuestra revolución en la actualidad pues hay, reiteramos demasiado pensamiento mecanicista y no dialéctico al considerar estos problemas. Además, señalemos que Lenin resaltó, con relación al trabajo clandestino, las cuestiones del trabajo secreto y el trabajo abierto; veamos sus planteamientos expuestos en El Partido clandestino y trabajo legal:

“El problema del partido clandestino y del trabajo legal de la socialdemocracia dentro de Rusia es uno de los principales problemas de Partido; ocupa la atención del P.O.S.D.R. durante todo el período siguiente a la revolución (se refiere a 1905) y ha dado lugar a la más violenta lucha dentro de sus filas.

“En torno de este problema se ha desarrollado principalmente la lucha de los liquidadores contra los antiliquidadores… La Conferencia de diciembre de 1908… fijó con claridad en una resolución especial el criterio del Partido sobre las cuestiones de organización: el partido se compone de células socialdemócratas clandestinas que deben crearse ‘puntos de apoyo para el trabajo entre las masas’, en forma de una red, lo más amplia y ramificada que sea posible, de sociedades obreras legales.”

Y destacando las relaciones del trabajo clandestino y legal:

“La conclusión principal de la apreciación que nuestro partido tiene del momento es que la revolución es necesaria y se aproxima. Han cambiado las formas de desarrollo que conducen a la revolución, pero las viejas tareas de la revolución siguen en pie. De ahí las conclusiones; las formas de la organización deben cambiar, las ‘células’ tienen que adoptar formas flexibles, de tal modo que su ampliación no se produzca a menudo a expensas de las mismas células, sino de su ‘periferia’ legal, etc.

“Pero este cambio de formas de la organización clandestina no tiene nada que ver con la fórmula de ‘acomodarla’ al movimiento legal. ¡Es algo completamente distinto!. Las organizaciones legales son los puntos de apoyo que permiten llevar a las masas las ideas de las células clandestinas. Quiere decir que la forma de la influencia la modificamos al objeto de que la influencia anterior marche en el sentido de la orientación clandestina.

Por la forma de las organizaciones, lo clandestino ‘se acomoda’ a lo legal. Por el contenido del trabajo de nuestro Partido, la labor legal ‘se acomoda´ a las ideas clandestinas”.

Y, finalmente:

“El Partido socialdemócrata es clandestino ‘en su conjunto’, en cada una de sus células, y -lo que es más sustancial– por todo el contenido de su trabajo, que propugna y prepara la revolución. Por esto, el trabajo más abierto de las más abierta de sus células no puede ser tenido como ‘trabajo abierto del Partido’.”

Esta cita es larga pero la consideramos de gran importancia para el trabajo revolucionario de nuestro país y merece especial atención, así como las precedentes sobre el trabajo clandestino.

En nuestro país es común el criterio de que el trabajo clandestino desliga de las masas; pero recordemos lo que al respecto decía Lenin:

“Pero este revolucionario -Sverdlov- profesional jamás, ni por un minuto se apartó de las masas. Cuando las condiciones del zarismo lo condenaron, como a todos los revolucionarios de su tiempo, a desarrollar una actividad exclusivamente ilegal, clandestina, también en este medio supo el camarada Sverdlov marchar siempre hombro a hombro, mano a mano con los obreros de vanguardia”.

Estas son tesis fundamentales de Lenin que debemos tener presentes en la construcción y desarrollo del Partido del proletariado, y aplicarlas correctamente a la reconstitución del Partido de Mariátegui.

Para concluir baste recordar que estos principios de la construcción del Partido revolucionario del proletariado, del Partido bolchevique, del Partido capaz de tomar el Poder, no cayeron del cielo sino que fueron establecidos en medio de una gran y dura lucha contra los mencheviques, oportunismo de derecha de esa época en Rusia; y que además, al librar lucha por los principios organizativos del Partido, Lenin tuvo que habérselas con un trasfondo preciso: una línea política oportunista de derecha. De ahí que, como sabiamente concluyera, en problemas de organización no se cambia en 24 horas ni en 24 meses. Para concluir, recordemos que Lenin estableció que los Partidos avanzan en medio de la lucha casi siempre bajo fuego enemigo; en sus propias palabras:

“Marchamos en pequeño grupo unido por un camino escarpado y difícil, fuertemente cogidos de las manos. Estamos rodeados por todas partes de enemigos, y tenemos que marchar casi siempre bajo fuego. Nos hemos unido en virtud de una decisión libremente adoptada, precisamente para luchar contra los enemigos y no caer, dando un traspiés, al pantano vecino cuyos moradores nos reprochan desde un principio el que no hayamos separado en un grupo aparte y el que hayamos escogido el camino de la lucha y no el de la conciliación”.

Estas tesis de Lenin ¿no son importantes para nosotros? ¿Los comunistas y los revolucionarios no deberíamos realmente ceñirnos a ellas? ¿Lo estamos haciendo como corresponde? Ya es tiempo de dejar de lado la autocomplacencia y enjuiciar seriamente nuestra realidad revolucionaria.

MAO TSETUNG Y LA CONSTRUCCION DEL PARTIDO EN LOS PAISES SEMIFEUDALES Y SEMICOLONIALES

Para concluir nuestro tema, “El Marxismo y la construcción del Partido”, ocupémonos de las tesis del Presidente Mao Tsetung sobre la necesidad del Partido, su construcción y la lucha en su seno. En la cita inicial de este artículo se transcribe precisamente su tesis sobre la necesidad del Partido. Sería inútil redundar.

Pasando al problema de la construcción partamos de que en Problemas de la Guerra y la Estrategia, el Presidente Mao sienta la construcción sobre el principio universal de la violencia revolucionaria. Así nos enseña:

“La tarea central y la forma más alta de toda revolución es la toma del Poder por medio de la lucha armada, es decir, la solución del problema por medio de la guerra. Este revolucionario principio marxista-leninista tiene validez universal tanto en China como en los demás países”.

Partiendo de este principio marxista-leninista y diferenciando el desarrollo de la revolución en los países capitalistas y en China, en el mismo trabajo estableció:

“En China, la forma principal de lucha es la guerra y la forma principal de organización el ejército. Todas las demás formas como las organizaciones y luchas de masas populares, son también muy importantes y absolutamente indispensables, y de ningún modo deben ser dejadas de lado, el objetivo de todas ellas es servir a la guerra. Antes del estallido de la guerra todas las organizaciones y luchas tienen por finalidad prepararla, … Después del estallido de una guerra, todas las organizaciones y luchas se coordinan de modo directo o indirecto con la guerra.”

Desarrollando el problema de la construcción del Partido, el Presidente Mao Tsetung en Acerca de la aparición de la revista El Comunista plantea y resuelve fundamentales problemas. Así nos plantea que, en primer lugar, el Partido Comunista de China mantuvo grandes y numerosas luchas en las cuales se forjaron sus militantes, sus cuadros y sus organizaciones; que obtuvo grandes victorias y también sufrió serias derrotas; y que comprender las leyes del desarrollo del Partido requiere analizar su propia historia y extraer de ella la solución de sus problemas de construcción.

En segundo lugar, del enjuiciamiento de su propio Partido en sus relaciones con la burguesía y sus relaciones con el frente único y la lucha armada, establece las siguiente gran tesis:

“A través de estas complicadas relaciones con la burguesía china, la revolución china y el Partido Comunista de China se han ido desarrollando. Esta es una particularidad histórica, una característica del desarrollo de la revolución en las colonias y semicolonias, característica ausente en la historia de la revolución de cualquier país capitalista.”

Esta cuestión es básica para nosotros, los comunistas y revolucionarios peruanos, pues también nuestra sociedad es semicolonial y semifeudal de lo cual deriva que nuestra revolución sea también democrático-burguesa, como la primera etapa de la revolución china; y que, en consecuencia, “los blancos principales de la revolución sean el imperialismo y el feudalismo”.

En tercer lugar, la revolución china presenta dos peculiaridades; en las propias palabras del Presidente Mao:

“Así la formación por el proletariado en un frente unido nacional revolucionario con la burguesía o la forzada ruptura de este frente, en primer lugar; y la lucha armada como forma principal de la revolución en segundo término se han convertido en las dos peculiaridades fundamentales en el curso de la revolución democrático-burguesa en China.”

En cuarto lugar, de lo anterior se desprende que la construcción y desarrollo del Partido Comunista de China no se puede entender al margen de esas dos peculiaridades que son cuestiones básicas de la línea política de la revolución democrática. Como el mismo gran dirigente nos enseña:

“Los reveses o los éxitos del partido, sus retrocesos o avances, la reducción o ampliación de sus filas, su desarrollo y consolidación, no pueden dejar de estar ligados a las relaciones del Partido con la burguesía y con la lucha armada. Cuando la línea política resuelve acertadamente la cuestión del establecimiento del frente único con la burguesía, o de la forzada ruptura de dicho frente unido, el Partido da un paso adelante… del mismo modo cuando el Partido aborda en forma correcta la lucha armada revolucionaria, da un paso adelante… el curso de la construcción del Partido y de su bolchevización ha estado así estrechamente ligado a su línea política, a su planteamiento acertado o erróneo de las cuestiones del frente unido y de la lucha armada”.

En quinto lugar, se desprende el problema de una dirección acertada en la revolución china. En el folleto comentado se sienta la siguiente tesis que debe hacernos meditar muy seriamente para ver en qué medida llevamos un rumbo correcto.

“El frente unido, la lucha armada y la construcción del Partido constituyen, pues, tres cuestiones fundamentales de nuestro Partido en la revolución china. Una comprensión correcta de estas tres cuestiones y de sus relaciones mutuas significa ya una dirección acertada de toda la revolución china”.

Y, finalmente, deslindando el papel del Partido se señala, en el mismo folleto:

“La experiencia… nos demuestra que el frente unido y la lucha armada son las dos armas básicas para vencer al enemigo. El frente unido es un frente unido para mantener la lucha armada. Y las organizaciones del Partido son los heroicos combatientes que manejan estas dos armas -el frente unido y la lucha armada- para asaltar y destruir las posiciones del enemigo. Tal es la relación mutua existente entre estos tres factores.”

He aquí, a nuestro entender el fundamento ideológico y político de la construcción del Partido en un país semicolonial y semifeudal establecido magistralmente por el Presidente Mao Tsetung; la importancia de estas cuestiones no pueden ser soslayadas en modo alguno, pues como él mismo nos enseña: “El que la línea en lo ideológico y político sea correcta o no, lo decide todo”

Sobre esta base ideológica y política el Presidente Mao Tsetung sienta su plan de construcción organizativa del Partido, de su táctica y principio de lucha. Este problema está planteado en el punto 6 de su artículo Expandir audazmente las fuerzas antijaponesas (Tomo II, pág. 453). Analicemos el problema. En primer lugar, establece la política de construcción organizativa en las zonas dominadas por la reacción:

“En las primeras (las dominadas), nuestra política es mantener clandestina la organización del Partido y hacerla compacta, selecta y eficaz, permanecer a cubierto por largo tiempo, acumular fuerzas y esperar el momento propicio, y no precipitarse ni exponerse.”

En segundo lugar, establece el principio de táctica que debe ser guía:

“Conforme al principio de luchar con razón, con ventaja y sin sobrepasarse, nuestra táctica en la lucha contra los recalcitrantes es combatir sobre un terreno seguro y acumular fuerzas utilizando todo lo que permitan las leyes y decretos del Kuomintang y las costumbres sociales”.

En tercer lugar, se señala la política básica:

“En todas las zonas dominadas por el Kuomintang, la política básica del Partido consiste igualmente en desarrollar las fuerzas progresistas (las organizaciones del Partido y los movimientos de masas), ganarse a las fuerzas intermedias (burguesía nacional, los shenshi sensatos, las tropas ‘heterogéneas’, los sectores intermedios del Kuomintang, los sectores intermedios del ejÒrcito central, la capa superior de la pequeña burguesía y los partidos y grupos políticos minoritarios, siete categorías en total) y aislar a las fuerzas recalcitrantes, a fin de vencer el peligro de capitulación y lograr un cambio en la situación”.

En quinto lugar, se sienta la necesidad de prepararse para contingencias:

“Al mismo tiempo, debemos estar plenamente preparados para enfrentar cualquier situación de emergencia a escala local o nacional”.

En sexto lugar, resalta la clandestinidad:

“Las organizaciones del Partido en las zonas del Kuomintang deben mantenerse en las más estricta clandestinidad”.

En séptimo lugar, se destaca la verificación de los miembros de los Comités:

“En el buró del sudeste y en todos los Comités provinciales, especiales, distritales o territoriales, cada uno de los miembros del personal (desde los secretarios del Partido hasta los cocineros) debe ser sometido a una severa y minuciosa verificación y es absolutamente inadmisible que ninguna persona susceptible de la más ligera sospecha permanezca en estos organismos dirigentes”.

Y, finalmente:

“Debe ponerse mucho cuidado en la protección de nuestros cuadros”.

Todas éstas son certeras y valiosas instrucciones sobre la vida organizativa y la lucha del Partido.

En cuanto a la lucha interna, basta recordar que es precisamente el Presidente Mao Tsetung quien ha desarrollado magistralmente la comprensión de la lucha en el Partido como reflejo de las contradicciones de la lucha de clases y entre lo nuevo y lo viejo en el mundo social; más aún, sienta que la lucha dentro del Partido es la lucha de dos líneas que cubre todo su proceso de desarrollo y que si tales contradicciones y luchas no se dieran “la vida del Partido tocaría a su fin”. Asimismo, él es quien, para un desarrollo correcto de la lucha en el seno del Partido, planteó la tesis de “sacar lecciones de los errores pasados para evitarlos en el futuro, y tratar la enfermedad para salvar al paciente”. Esta gran tesis debemos aplicarla tenazmente, hoy más que nunca, recordando su contenido: “Hay que ponerse al descubierto, sin tener consideraciones con nadie, todos los errores cometidos, y analizar y criticar en forma científica todo lo malo del pasado, para que en el futuro el trabajo se realice más cuidadosamente y mejor. Eso es lo que quiere decir `sacar lecciones de los errores pasados para evitarlos en el futuro’. Pero, al denunciar los errores y criticar los defectos, lo hacemos, igual que un médico trata un caso, con el único objeto de salvar al paciente y no de matarlo”.

El Presidente Mao ha resumido la gran experiencia histórica del PCCH, en cuanto lucha de dos líneas, con las siguientes palabras: “Hay que practicar el marxismo y no el revisionismo; unirse y no escindirse; ser franco y honrado y no urdir intrigas ni maquinaciones”. Hay que sujetarse a esta gran lección; sin embargo no se debe perder nunca la vigilancia pues, como él mismo enseñara en 1964: “Hay que estar alertas contra los que urden intrigas y maquinaciones. Por ejemplo: han aparecido en el Comité Central Kao Kang, Yao Shu-shi, Peng Te-juai, Juang Kecheng y otros. Toda cosa se divide en dos. Algunos se empeñan en tramar intrigas. ¿Qué vamos a hacer si quieren actuar así? ¡Incluso ahora hay personas que se disponen a complotar!. El que existan conspiradores es un hecho objetivo y no es una cuestión de si nos gusta o no.”

Pero ¿para qué es la lucha en el Partido?, en último término para mantener la unidad y para persistir en el marxismo, para rechazar la escisión y repudiar el revisionismo; pues, como él mismo enseña, la unidad se levanta sobre la lucha y es lo relativo y aquélla lo absoluto. Así, en consecuencia, la lucha es para mantener la unidad sobre el marxismo, ya que la unidad es importante: “la unidad interna del Partido y la unidad entre el Partido y el pueblo son dos armas de incalculable valor para vencer las dificultades. Todos los camaradas del Partido deben apreciarlas”.

He aquí, tesis sustantivas del Presidente Mao Tsetung sobre la necesidad del Partido, su construcción y la lucha dentro del mismo. Debemos estudiarlas porque ellas son decisivas para guiar la construcción del Partido del proletariado en nuestra patria.

Con lo expuesto, hemos planteado lo que, a nuestro entender, son tésis básicas del marxismo, de Marx y Engels y de Lenin y el Presidente Mao Tsetung, sobre tres cuestiones que, como dijéramos, consideramos cuestiones claves en la construcción del partido en nuestra actual situación: la necesidad del Partido, la teoría de su construcción (en un país semicolonial y semifeudal), y la lucha de dos líneas en su seno. Sustentamos que al problema de la construcción del Partido del proletariado no se le presta la atención que corresponde y que, incluso, no se mide la complejidad ni la importancia de tal cuestión. Y hemos recurrido a recapitular tesis fundamentales del marxismo sobre construcción del Partido, a riesgo de reiterar cosas ya conocidas, por la sencilla razón de que sólo tomando el marxismo-leninismo-maoísmo tendremos la guía correcta para enfocarla a condición de fundir sus principios con nuestra realidad, según nos enseñara Mariátegui.

En el texto original decía “c. Mao Tsetung”, en la presente transcripción se está utilizando la terminología actual.

NOTA.- Transcrito de Bandera Roja Nº 46, agosto 1976.


1992

PCP – COMITE CENTRAL